Compartida, pero monolítica, y viva, pero silenciada:

La identidad indígena en el Tótem Telúrico


Alejandra Quintana Arocho

Profesora Anayvelyse Allen-Mossman

The End of Monuments

6 octubre 2020

    Pedazos de vasijas rotas sobresalen de los relieves en barro que forman parte de su exterior, y un pedestal de granito negro lo une firmemente al suelo, alcanzando los cuarenta pies. Los mismos relieves están fragmentados y en conjunto aparentan ser una reconstrucción de los restos arqueológicos de un pasado remoto arraigado en el presente del Viejo San Juan, Puerto Rico. Esta es la fachada del Tótem Telúrico del ceramista puertorriqueño Jaime Suárez, quien a través de su arte monumental, intentó reconstruir, además, la identidad nacional de Puerto Rico ante la continua amenaza de la asimilación cultural de Estados Unidos (Gutiérrez Viñuales 178).

Wikimedia Commons

Aunque fue inaugurado en el año 1992, en la Plaza del V Centenario en el sector Ballajá del Viejo San Juan, Suárez había diseñado el monumento desde el año anterior para el Certamen Iberoamericano de Diseño de la Escultura Monumental Conmemorativa del Quinto Centenario: Encuentro de Dos Mundos, en ocasión de los quinientos años de la llegada de Colón a las Américas (178). Antes de la inauguración del Tótem, ese mismo año, 1992, se celebró la Expo de Sevilla, donde Suárez representó a la Isla en el pabellón de Puerto Rico y mostró su mural Topografía Interior, una serie de paneles fracturados en arcilla roja que similarmente parecía demostrar “una visión arqueológica del pasado puertorriqueño” (177). 


Topografía Interior

    Para afirmar la “identidad cultural” de Puerto Rico en ambos foros internacionales y mediante el Tótem en particular, Suárez planteó la idea de que todo lo que se sabe sobre las culturas indígenas, no solo la Taína, se sabe a través de sus restos arqueológicos y que al “volver al origen”, a lo telúrico, el puertorriqueño reconoce y rescata esa historia enterrada (182). La obra de Suárez ganó el Certamen y fue valorada por aludir a las “entrañas” del continente americano, “a través del uso de la tierra como material constructivo” según el jurado (178), por simbolizar una “síntesis de la humanidad” y por conmemorar la “raíz colectiva de América”, citando las palabras de la profesora y poeta Carmen Puigdollers (180-81).

    Además de introducir esta monumentalidad de “origen”, el Tótem de Suárez fue la primera obra en cerámica, y no en mármol o piedra, en convertirse en monumento público del Viejo San Juan, y una de las primeras abstractas y no figurativas en Puerto Rico (183). El carácter abstracto del tótem y la multidireccionalidad que ofrecía la Plaza del V Centenario sugirieron para el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), localizado justo al lado del monumento, una gama de interpretaciones y un “valor artístico relativo” similar al de Aloïs Riegl (Riegl 91). Por su aparente antigüedad y “distancia evolutiva” de lo contemporáneo, el Tótem termina satisfaciendo “nuestra voluntad de arte moderno” y, puesto que compone una antigüedad controlada y artificial, sentimos, en teoría, la necesidad de protegerlo y restaurarlo (93). 


    El Tótem no estuvo exento de críticas y controversias a nivel local. Sin embargo, este valor artístico relativo sostenido por el ICP, así como la Asociación Internacional de Críticos de Arte Puerto Rico (AICA-PR), impidió que las críticas sobre la monumentalidad en cerámica, vocalizadas por el presidente de la Cámara de Representantes Edison Misla Aldarondo en el 2000, no lograran derrocar ni reemplazar al Tótem con la estatua de Eugenio María de Hostos de José Buscaglia, la cual reside actualmente en una plaza cerca de La Fortaleza (Gutiérrez Viñuales 181). Debido a esta valorización contemporánea, el Tótem se restauró tan recientemente como en el 2018, y no ha vuelto a haber controversia ni intervención alguna por parte del gobierno. 



    El monumento tiene un valor conmemorativo y artístico relativo, pero Suárez estableció que el Tótem representa el “encontronazo”, o el enfrentamiento, entre las culturas precolombinas y los europeos—y no el supuesto descubrimiento de Colón—y que su obra abstracta va “más allá del puro recuerdo histórico” (Laosa 77-8). Esta es la contradicción inherente del monumento que abordo en este ensayo: el Tótem, queriendo ilustrar las aportaciones de las culturas indígenas en general a la formación de la identidad puertorriqueña y relacionando el pasado y el presente, a través de la cerámica abstracta contemporánea, parece homogeneizar a las culturas precolombinas de las Américas y presentar a la identidad indígena como meramente parte del origen de la puertorriqueña—una parte compartida, pero monolítica; viva, pero silenciada. El hecho de que el Tótem, por su escala gigantesca y por el dominio que tiene sobre su alrededor, ha marcado un espacio de forma tan definida que no se ha vuelto a cuestionar por más de dos décadas, me lleva a considerar los efectos que tiene esta contradicción en un análisis de su monumentalidad.


   Suárez alteró el “ciclo natural de creación y destrucción” que adjudica Riegl al placer estético del “hombre contemporáneo” (Riegl 51), y erigió un monumento que pretende ser una “obra cerrada,” o de una época distante, pero que confronta nuestra realidad que, según él, “representa la colonización y la imposición de una cultura sobre lo que existía antes” (Expósito Sánchez 5). Si evalúo la ubicación y los alrededores del Tótem, teniendo en cuenta la contradicción de que las culturas colonizadas representadas por el monumento viven enmarcadas en un “origen” discreto, noto cómo su monumentalidad cambia. Al estar localizado entre la sede del ICP, cuyo emblema presenta al puertorriqueño “como una mezcla del elemento indio, el español y el africano” (Godreau, La semántica 58) y el Cuartel de Ballajá—una residencia militar ocupada por los españoles y luego por los estadounidenses durante la guerra hispano-cubano-estadounidense y adquirida por el gobierno de Puerto Rico en 1976 para “fines culturales, educativos y turísticos” (Ballajá)—el Tótem está en medio de un lugar que recalca su idealización de las culturas indígenas como vestigios de un pasado que hoy en día se han “diluido” para formar la identidad del puertorriqueño (58) y otro que resalta la apropiación violenta por parte del colonizador de su espacio. 


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   Aunque está “elocuentemente” ausente (Gutiérrez Viñuales 181) en el Tótem, el colonizador europeo aparece simbólicamente en la forma del monumento. Mitad de una milla al este del Tótem se yergue la columna de Cristóbal Colón en la plaza que lleva su nombre y que celebra los cuatrocientos años, en vez de los quinientos, del descubrimiento de América. El Tótem comparte el estilo cilíndrico de la columna, y el mismo Suárez admitió que la columna de Trajano en Roma le sirvió como inspiración al concebir su monumento (182). Así, se podría decir que la presencia del europeo queda marcada en el espacio de la Plaza del V Centenario. Por lo tanto, aun cuando el Tótem pretenda acoger los silencios que guardan las tierras de América de las poblaciones indígenas colonizadas, el monumento de Suárez, al ser objeto de la mirada colonial e imperialista, funciona como un artefacto encontrado o saqueado, excavado para dar testimonio de una civilización perdida.


   Ubicado en el extremo norte de la Plaza del V Centenario, el Tótem lo rodean unas líneas que se extienden de su centro, que si se miran desde arriba parecen formar un compás de navegación. No es casualidad que el Tótem sirva como un punto de referencia y que sea un punto de encuentro para turistas que visitan la ciudad. Con una variedad de cafés, restaurantes y galerías de arte a cada lado de la Plaza, el Tótem es muy frecuentado. Mientras la obra de Suárez sigue presuntamente significando para la comunidad local un enfrentamiento al colonialismo y una muestra del origen de la identidad puertorriqueña, para el turista, la amenaza de asimilación cultural estadounidense y la violencia colonial que el Tótem intenta plasmar quedan desapercibidas. En vez de erguirse desafiante, el Tótem se deja entender como un monumento que cosifica las culturas indígenas para recordar y celebrar un pasado lejano, pero esencial para la formación de nuestra identidad nacional. Si utilizo los términos de la antropóloga puertorriqueña Isar Godreau, el Tótem “folcloriza” la cultura indígena para convertirla en un símbolo nacional de “nostalgia” y la define como los restos arqueológicos de una época y un mundo distantes que pueden ser apropiados para propósitos del estado (Godreau, Changing Space 282-3). 


   Al invisibilizar “los reclamos y las demandas indígenas” (282) tanto en su composición como su ubicación y espacio, la monumentalidad de origen del Tótem se ve igualmente afectada para la comunidad local. En vez de aludir a un “origen” indígena soterrado, su construcción artificial y abstracta de la antigüedad recalca el silencio que existe en la Isla en cuanto a la violencia colonial y las estructuras e instituciones que la siguen custodiando. Me parece atinado compartir la anécdota de un camarero que después del cóctel de inauguración de “De lo ritual”—una obra que comparte las características del Tótem—en el Museo de Arte Moderno de Bogotá en 1987, le expresó al ceramista que sintió ante su obra “un silencio bien profundo” (“Volver al Origen”). El Tótem representa una dualidad en ese silencio, pues en efecto tiene un valor artístico relativo, pero al mismo tiempo no promueve discusión. A pesar de que el Tótem muestre físicamente los silencios de la narrativa del “descubrimiento,” el Tótem inspira en el espectador demasiado silencio. Si les puertorriqueñes tuviéramos la oportunidad de reimaginar el espacio del Tótem, podríamos tomar en cuenta este desbalance del valor del monumento. En vez de simplemente condenar la ambigüedad del monumento en cuanto a la individualidad de las culturas precolombinas de América, al reimaginar este espacio estaríamos abriendo la conversación sobre “nuestra identidad” a las múltiples comunidades, incluyendo las Jíbara y Taína, que aún existen y se manifiestan de distintas maneras en Puerto Rico.


Referencias


  • Ballajá. Índice de la página web oficial. http://www.ballaja.com/

  • Expósito Sánchez, Daniel “Tótem Telúrico, veinticinco años después: Una entrevista a Jaime Suárez”. Visión Doble. San Juan, P.R.: Programa de Historia del Arte, Facultad de Humanidades, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, 2017. ISSN: 2375-1118. 

  • Godreau, Isar P. “Changing Space, Making Race: Distance, Nostalgia, and the Folklorization of Blackness in Puerto Rico.” Identities: Global Studies in Culture and Power, Nol. 9, No. 3, 2002, pp. 281–304., doi:10.1080/10702890213969. https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/10702890213969

  • Godreau, I.P. “La semántica fugitiva: ‘raza’, color y vida cotidiana en Puerto Rico”. Revista De Ciencias Sociales, Vol. 9, Jan. 2000, pp. 52-71, https://revistas.upr.edu/index.php/rcs/article/view/6083.

  • Gutiérrez Viñuales, Rodrigo. “Barro y conmemoración en Puerto Rico. El Tótem Telúrico de Jaime Suárez”. Arte Latinoamericano del siglo XX. Otras historias de la Historia. Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2005, pp. 167- 189. ISBN: 84-7733-792-6. 

  • Laosa, M. de, “Jaime Suárez: Topografía Interior”, en Caras de Puerto Rico, San Juan, año III, Nº 3, marzo de 1992. 

  • Riegl, Aloïs. El culto moderno a los monumentos: Caracteres y origen. Trad. Ana Pérez López. La balsa de la Medusa, 1987, 11-91. 

  • “Volver al origen: invocar el silencio”. ArtNexus, Vol. 8, No. 74 (Arte en Colombia 120), 2009. https://www.artnexus.com/en/magazines/see/5d61b53ceb5c0578bcec42ef/74


Imágenes


  1. Foto de portada tomada por Alejandra Quintana Arocho.

  2. Tótem Telúrico: Copyright (c) 2010. Eric Pancer. Creative Commons 3.0 (Attribution).25 December 2010. https://www.flickr.com/photos/vxla/5302638970

  3. Topografía Interior, 1989. Cerámica. 98 x 98 cm. (38 ½ x 38 ½ pulgadas). ArtNexus. https://www.artnexus.com/es/magazines/article-magazine/5d63490390cc21cf7c0a2200/74/jaime-suarez

  4. Eugenio María de Hostos, Plaza de la Beneficencia, San Juan, Puerto Rico: Copyright © 2019. Author: Coffeycp. https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/deed.en

  5. Captura de pantalla de Google Maps, Tótem Telúrico.

  6.  La foto libre de alta resolución de arquitectura: Monumento a Colón. La imagen se libera de los derechos de autor bajo Creative Commons CC0. https://pxhere.com/es/photo/846435

  7. Trajan column (Rome) September 2015-1. The Column of Trajan, in Trajan's Forum, Rome. Copyright © 2015. Author: Alvesgaspar. https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/deed.en

  8. Tótem Telúrico in Plaza del Quinto Centenario, San Juan, Puerto Rico: Copyright © 2015. Author: MusikAnimal. https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/deed.en

  9. La Plaza del V Centenario en el Viejo San Juan, con el Tótem Telúrico en el centro. Gutiérrez Viñuales, Rodrigo. “Barro y conmemoración en Puerto Rico. El Tótem Telúrico de Jaime Suárez”. Arte Latinoamericano del siglo XX. Otras historias de la Historia. Zaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2005, p. 179.


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