Entre el temor y el cariño
miran los ojos de un gato niño
queriendo jugar,
jugamos a no arañar
cinco minutos o menos.
Fue precioso el tiempo.
Entre el temor y el cariño
miran los ojos de un gato niño
queriendo jugar,
jugamos a no arañar
cinco minutos o menos.
Fue precioso el tiempo.